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Música

En todas las épocas y culturas la religión y creencias populares han sido tema predilecto para la expresión artística en todas sus modalidades. El cristianismo no escapa a esta norma, y por ello encontramos a lo largo de los dos mil años de existencia toda clase de muestras de devoción plasmada en la expresión artística. Pinturas con escenas bíblicas, esculturas de personajes devotos o composiciones musicales relacionadas con la espiritualidad fue algo importante durante siglos, expresado a través de las artes. Más allá del propio sentido artístico, podemos indicar que las artes han sacado el Evangelio de las iglesias para llevarlo a lugares públicos y ser contemplado por muchos testigos.

 

Podemos reflexionar, que la expresión artística fue y es idónea para ser usada con fines evangelísticos por la capacidad que tiene de atraer, siendo una herramienta apta para canalizar hacia cualquier sociedad una declaración eficaz del Evangelio.

 

De modo que la música es un medio de expresión artística, que saca a relucir lo que lleva el ser humano en su interior, es también una manera de llevar a Cristo y dar testimonio de su obra y compromiso con su plan salvífico, que no es otra cosa que comunicar el amor que Dios nos tiene y la nueva vida que nos ofrece siempre y cuando lo aceptemos.

 

El cristiano comprometido a quien Dios le ha dado un don como el de la música, siente la necesidad y la obligación de proclamar a Cristo de manera que aquellos que escuchen su canto o su interpretación en un instrumento, en una obra musical o simplemente en un fragmento de la letra de una canción, puedan sentir el llamado que Dios está haciendo, para que Él haga su obra. Nosotros solo somos instrumentos e intermediarios, y ponemos un tanto, pero Dios suple las necesidades que nuestra parte humana no alcanza a lograr, es decir, Él mueve corazones y transforma vidas, siempre y cuando el mensaje sea bien llevado y genere una respuesta en el oyente, que lo lleve a hacer una opción radical por Cristo.

 

Es también importante tener un espíritu evangelizador, capaz de vencer cualquier obstáculo que se presente, debemos ser consientes de que no siempre vamos a ser escuchados con la misma devoción, que en algunos momentos seremos criticados y acusados; pero si queremos servir a Dios, debemos prepararnos para la prueba (Ecles 2,1). Lo más importante es mantenerse firme, por el contrario insistir con el testimonio de vida, mostrando que Cristo es el verdadero camino y que estamos totalmente convencidos de que nuestra música es una manera de llevar a Cristo en el corazón, y que si nosotros callamos las piedras gritarán (Lucas 19,40), porque la Gloria de Dios nunca se agotará, Él siempre resplandecerá, por tanto nuestras alabanzas han de ser escuchadas siempre, aunque imaginemos que no están haciendo la obra esperada.

"La música como un medio para evangelizar"

Germán Eliécer Rendón Acevedo

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